A principios de verano de 2006, comenzó a desarrollarse un plaga de topillos en Castilla y León, concretamente en la provincia de Palencia. La plaga adquirió relevancia a partir del verano de 2007, cuando los campos de la meseta se vieron repletos de estos roedores.
Estos topillos son sobradamente conocidos por los destrozos que en los últimos años están sufriendo en campos y cosechas, estas clase de “ratones” han devorado parte de la cosecha de cereal y de los regadíos en esta región. En el año 2006 esta zona sufrió muchas pérdidas en cosechas y destrozos de campos de cultivo, eso fue debido a no utilizar un plan de plagas útil, unidos al cambio climático que aumentó la temperatura de ese invierno y primavera. La fumigación bastante indiscriminada que se hizo en primavera diezmó la población de liebres, palomas y aves protegidas, pero al parecer a los topillos no consiguió exterminarlos. Aunque algunos campos habían sufrido los daños se pensó que la llegada del invierno mataría a lo topillos y la temporada siguiente sería normal. Pero el invierno fue tan plácido y suave que apenas hirió a estos roedores.
El topillo campesino de la meseta Norte española es una subespecie ibérica denominada Microtus arvalis asturianus que se distingue de los demás miembros de la especie por rasgos muy leves. Uno de los enemigos naturales de los topillos es el cuervo común.
Según el control biológico de especies, la posible medida para erradicar dichas plagas, después de estudiar profundamente a dicha especie, podemos decir que es la introducción de su depredador común para que se alimenten de ellos.
Tras el verano y gracias al invierno, la plaga se dio por finalizada institucionalmente a finales de 2007.
